La Victoria, 16 de octubre del 2009 - Un olor nauseabundo se sentía ayer dentro de una playa de estacionamiento ubicada en el 963 de la avenida Manco Cápac en La Victoria. Personal de la municipalidad de dicho distrito llegó al recinto aproximadamente a las 5 p.m. para verificar si este tenía licencia de funcionamiento y se dio con la sorpresa de que dentro habían cinco toneladas de desechos hospitalarios provenientes de distintos centros de salud.
La fiscal Soraya Aza del Alcázar, quien llegó enseguida al local junto con agentes de la Policía Nacional, informó a El Comercio que los residuos médicos estaban en poder de María Isabel Bravo Corales, la que el pasado 29 de setiembre los dejó allí. Bravo es propietaria de la empresa comercializadora de residuos sólidos Zureith E.I.R.L., la cual cuenta con permiso para transportar residuos sólidos no peligrosos de origen comercial e industrial; mas no cuenta con permiso para transportar desechos hospitalarios, debido a que estos son considerados peligrosos.
Bravo Corales, quien hasta el cierre de esta edición permanecía detenida en la comisaría de la Av. 28 de Julio, declaró a los policías que ella dejó los residuos médicos en la cochera de la avenida Manco Cápac porque estaba tramitando su permiso para transportarlos al relleno sanitario de El Zapallal. Sin embargo, la policía sospecha que las jeringas, sondas, agujas y demás instrumentos hallados en la playa iban a ser reciclados para ser vendidos en mercadillos informales de La Victoria. El propietario del local, Giancarlo Figario Gutiérrez, no se presentó en el lugar de los hechos. Sí estuvo allí el guardián José Alberto Sosa Sánchez, quien dijo a este Diario que, luego de dejar los cientos de desechos hospitalarios, Bravo Corales desapareció hasta el último sábado. “Ese día se presentó con un camión para llevárselos, pero no pudo porque este era muy grande y no entraba en la playa de estacionamiento”, explicó.
Bravo Corales, quien hasta el cierre de esta edición permanecía detenida en la comisaría de la Av. 28 de Julio, declaró a los policías que ella dejó los residuos médicos en la cochera de la avenida Manco Cápac porque estaba tramitando su permiso para transportarlos al relleno sanitario de El Zapallal. Sin embargo, la policía sospecha que las jeringas, sondas, agujas y demás instrumentos hallados en la playa iban a ser reciclados para ser vendidos en mercadillos informales de La Victoria. El propietario del local, Giancarlo Figario Gutiérrez, no se presentó en el lugar de los hechos. Sí estuvo allí el guardián José Alberto Sosa Sánchez, quien dijo a este Diario que, luego de dejar los cientos de desechos hospitalarios, Bravo Corales desapareció hasta el último sábado. “Ese día se presentó con un camión para llevárselos, pero no pudo porque este era muy grande y no entraba en la playa de estacionamiento”, explicó.
Además, el guardián señaló que Bravo Corales le dijo que los residuos médicos provenían de la clínica Ricardo Palma, cosa que se podía inferir en la playa debido a la cantidad de bolsas que llevaban el logo de dicho establecimiento de salud. Hasta el cierre de esta edición, la empresa Servicios Generales de Mantenimiento Huanchaquito S.R.L., bajo la supervisión de la Dirección de Salud V Lima Ciudad, se encontraba recolectando los desechos hospitalarios para transportarlos al relleno sanitario de El Zapallal.
SANCIONES
Bravo Corales podría ser sancionada con una pena privativa de la libertad de hasta 8 años si se comprueba que planeaba reciclar los residuos médicos para venderlos. Así lo establece el artículo 288-B del Código Penal. Sin embargo, según la fiscal Aza del Alcázar, la mujer también podría ser sancionada por violar las medidas sanitarias.
A quienes también podría caerles el peso de la ley es a los establecimientos de salud de donde provienen los desechos hospitalarios. Tal como refiere la Resolución Ministerial 217-2004-Minsa, que regula el manejo de los residuos médicos, los establecimientos de salud deben verificar que sus desechos hospitalarios sean esterilizados, incinerados a altas temperaturas o enviados a rellenos sanitarios que posean celdas de aislamiento, ya que su exposición podría propagar los virus y gérmenes de los pacientes.
ANTECEDENTES
* Caso Loayza: El Comercio reveló, en mayo de 2006, que el hospital Loayza manejaba con bastante descuido sus desechos biológicos.
* Residuos tóxicos: En febrero de este año se descubrió que recicladores de la Av. Aviación vendían plástico de jeringas y frascos contaminados.
* Material descartable: En junio último El Comercio denunció el reúso en cirugías de instrumental médico descartable, en el hospital Rebagliati.
* Residuos tóxicos: En febrero de este año se descubrió que recicladores de la Av. Aviación vendían plástico de jeringas y frascos contaminados.
* Material descartable: En junio último El Comercio denunció el reúso en cirugías de instrumental médico descartable, en el hospital Rebagliati.
Fuente: El Comercio Perú
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